Los electrodomésticos son la base de nuestra comodidad en la casa. Su uso es diario y el pago de su gasto mensual o bimensual.
Su obsolescencia está programada, esto quiere decir que su diseño está hecho para duren un determinado tiempo y luego dejen de funcionar, con el único objetivo de que te compres otro.
Esto significa que tienes que volver a elegir con qué quieres cocinar, con qué quieres refrigerar, con qué quieres lavar, con qué quieres iluminarte, con qué quieres calentarte, y así con todo.
Nosotros defendemos el uso de los aparatos bioclimáticos para uso doméstico. Hay muchos aparatos climáticos de uso industrial, como por ejemplo la planta termocalórica de Sevilla para generar electricidad.
Defendemos el uso de los CLIMA-DOMÉSTICOS y aconsejamos no seguir usando
los ELECTRO-DOMÉSTICOS.
¿Por qué no los usamos si nos hacen la vida más fácil?
Esa es la evolución
Al comienzo de la era industrial el uso de combustibles fósiles dio al traste con muchos Climadomésticos que estaban en uso porque con esta nueva fuente de energía que es transportable y altamente eficiente podemos hacer trabajos con muchísimo menos dinero.
El problema es que al basar todo nuestro sistema energético en los combustibles fósiles los agotamos enseguida. Y ahora vemos cómo la rentabilidad económica de estos combustibles merma a gran escala.
El factor que pasa casi desapercibido, aunque se haga tanto hincapié desde la visión ecologista, es la contaminación que deja este tipo de progreso, esta evolución de la sofisticación tecnológica.
Por la contaminación
Por eso tenemos que tomar la determinación de consumir lo ecológico, aquello que no produzca contaminación en su fabricación y cuando sea desechado. Usar aquello que tenga una durabilidad que dependa de la vida útil de sus materiales, no de un diseño que nos obliga a tirarlo con 2 años de uso, justo pasada la garantía obligatoria.
No intentamos que haya una involución, una merma de nuestras comodidades, pretendemos que nuestras facturas mermen, que el ciclo de compra-tira merme.
Nuestro hornos solares, nuestras cajas calientes, nuestra nevera de radiación, nuestro ariete hidráulico…, no los inventamos nosotros, ni se inventaron hace 60 años. Se inventaron hace siglos y se usaron con mucho éxito y puede que el día de mañana salga al mercado el plasma-doméstico y esto se deje de usar, pero en este momento nuestra responsabilidad con el planeta es dejar de contaminar como lo hacemos ahora.
Y nuestros actos tienen repercusión desde nuestra capacidad real, el consumo, nuestro poder de decisión al consumir esto o lo otro. El uso que le damos a las cosas puede ser menor o mayor pero nunca dejaremos de consumir.